¿Estás usando la técnica de patronaje que de verdad se adapta a tu cuerpo… o solo estás copiando moldes sin sentido?

Lo que aprendí cortando patrones… y viendo a mi madre con la bata puesta

Cuando era chica, mi primera modelo fue Elenita, una muñeca que nos tocó en un programa de puntos del detergente.
Y ya desde entonces, entre recortes de tela en el suelo de la vecina y el metro colgado al cuello, yo lo tenía más claro que el agua de un puchero: lo mío era cortar, coser y enseñar.

He visto muchas modas pasar.
Y he probado más sistemas de patronaje que tipos de hilo hay en un costurero.
Unas funcionaban… otras daban más vueltas que una peonza.
Y entre aciertos y tropiezos, fui afinando el ojo hasta crear mi propio método: el Método VG.

Pero para llegar hasta ahí, primero tuve que conocer las técnicas que hoy te voy a contar.
Las que de verdad merecen la pena.


¿Quieres cortar bien? Conoce esto antes de meter la tijera.

Vamos al lío.
Hay muchas formas de crear un patrón. Pero estas son las que importan, las que enseñan algo, y las que puedes aplicar tú sin volverte loca.


✏️ Patronaje plano: el de toda la vida

Con lápiz, escuadra y cinta métrica.
Se basa en tomar medidas del cuerpo y trazar el patrón sobre papel.
De aquí sale lo básico: cuerpo, falda, pantalón, mangas, lo que quieras.

Es el sistema más extendido en escuelas y academias porque te da control, precisión y lógica.
Y lo bueno es que se adapta a cualquier cuerpo. Solo necesitas saber dónde medir y cómo interpretar.


👗 Moulage: cuando el maniquí es tu mejor amiga

Aquí la cosa cambia.
Trabajas directamente sobre el maniquí con tela real. Vas formando pinzas, volúmenes y cortes con tus manos.
Ideal para prendas con caída, vestidos de fiesta o diseños que necesitan “verlo puesto”.

Es más artístico que técnico. Pero cuando lo dominas… uff, parece magia.


💻 Patronaje digital: si eres de las que se entienden con el ratón

Cada vez más talleres profesionales usan software como Audaces o Gerber.
Permiten escalar tallas, guardar patrones y hacer ajustes sin gastar papel.

No sustituye al conocimiento base, pero cuando ya sabes lo que haces, te ahorra un montón de tiempo.


📏 Los sistemas con nombre propio: Martí, Eda, Müller, Lutterloh…

Yo empecé con el sistema Martí.
Y de ahí vienen muchas anécdotas, como la vez que no me querían enseñar a hacer una manga que me traía loca… y acabé resolviéndola a las tantas de la madrugada, con mi madre mirándome en bata y con cara de “¿otra vez liada con los papeles?”

🎯 Estos sistemas traen reglas graduadas, escalímetros y fórmulas que ayudan a empezar.
Pero si no sabes adaptarlos, te puedes quedar con un patrón bonito que no le entra ni al perchero.


🤹‍♀️ El método mixto: el que uso yo y el que mejor funciona

Después de más de 40 años enseñando, he llegado a esta conclusión:
No hay una sola técnica perfecta. Lo perfecto es saber cuándo usar cada una.

Por eso creé el Método VG.
Para que aprendas a usar lo mejor del plano, lo más útil del moulage, lo que merece la pena del sistema clásico y lo que te va a ahorrar dolores de cabeza si quieres vender, coser para otras o simplemente vestir con gusto.


¿Con cuál deberías empezar tú?

Con la que te permita hacer prendas que te sienten bien y te hagan sentir mejor.
Con la que te enseñe a coser para ti, para tus hijas, para tu clienta o para quien tú quieras.
Con la que te devuelva la ilusión cada vez que coses la última puntada y piensas… “esto lo he hecho yo”.

Y si no sabes por dónde tirar, yo te acompaño.

🧵 Mis talleres están pensados para enseñarte desde cero, o para pulirte si ya sabes lo básico pero te faltan los truquillos.

📌 Aquí tienes toda la info:
👉 https://clasesconarte.com/talleres

Mientras unas lo piensan, otras ya están cosiendo.
No esperes a que se pase el tren… ¡que no da la vuelta!

Un besito,
Valme García

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